martes, 30 de agosto de 2011

Casi que hasta te echo de menos.
(Nunca recuerdo si es o no con "h"...)

Siempre nos quedaran los recuerdos.

martes, 23 de agosto de 2011

El lago.

Caminaba por un sendero de piedras, cada paso era un reto. Los recuerdos retumbando en su cabeza y los truenos en sus oídos. Había salido a caminar bajo la lluvia en aquella noche sin Luna, esperando poder apaciguar sus pecados y callar las voces de su mente.Las piedras y ramas se clavaban en sus pies descalzos y la sangre iba marcando el camino de vuelta, al fin llegó al final del bosque, apoyándose en uno de los grandes árboles observó el gran lago que tenia a sus ojos, que totalmente oscuro por la falta de luz parecía capaz de devorar cualquier cosa. Hasta a uno mismo.
Empezó a caminar hacia la orilla, arrastrando los pies lentamente, mientras pensaba en esa tarde de gritos, de maldiciones, de haberse echado tantas cosas a la cara e incluso tantos objetos...hacía ya tanto tiempo y aún parecía ayer. Pero al fin había puesto el punto final a todo, no iba a arrepentirse por lo que ya había hecho, era tarde y tampoco podía imaginar otro final. Las rodillas se estaban empapando en aquellas frías aguas cuando su mente, al fin lúcida, guió sus pasos lentos hasta la parte profunda del lago...y tras depositar el enorme saco que había estado arrastrando todo el camino salió nadando.Miró hacia atrás y vio el reguero de sangre que había estado dejando todo el camino, pensó en todo el desorden que tendría que arreglar en su casa y que tampoco estaría mal un cambio de vida. Pensó tantas cosas en un simple momento...a sabiendas que por fin el futuro le deparaba algo mejor.

En ese momento la chiquilla cerró de golpe el libro al oir los gritos de sus padres reclamándola para volver a casa. Ella ya conocía el final y sabía que aquella persona lograba una bella vida tras dejar atrás aquel saco lleno de cartas de un amor maldito que se deshacía en el agua al igual que sus pensamientos.