domingo, 18 de diciembre de 2011

Y se acostumbró a llorar en silencio y tragarse el dolor al hablar, para que a pesar de la venda que portaban los que la miraban, no vieran lo que escondía.
Sus ojos hablaban del sufrimiento causado al ver el fin de aquellas personas que alguna vez la amaron, y ahora, sola, seguía tragándose fuerte las lágrimas y hablando entrecortada cuando algún mal recuerdo se le cruzaba por la mente. Lo cual pasaba cada vez más a menudo. Y era así, hecha un ovillo por las noches y levantándose contra el viento cada día la manera en que vivía, aunque no encontrara ya motivos para seguir haciéndolo.