lunes, 9 de enero de 2012

Frey

Él era fuego, creció entre las llamas de su propio infierno y alimentándose de ellas, resurgió fuerte y con el deseo de acallar los avernos ajenos.
Acostumbrado a alumbrar a los demás sin dejar que la luz del exterior le alcanzara.
Nunca imaginó que alguien pudiera lograr eso y no fue hasta que el viento le alcanzó que comprendió que sin oxígeno hasta la llama más grande puede también extinguirse.

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