Esta noche no soñé contigo. Todo era negro. Una voz decía que continuara adelante pero yo ni siquiera podía ver mis manos. Una pequeña luz inundó de pronto la escena y poco a poco se iba acercando. Era un faro en medio de la nada. Yo estaba entre las olas y no sabía como había conseguido no caer al agua. Las rocas eran muy resbaladizas y afiladas. Avanzar fue una ardua tarea pero pequeñas hadas iluminaban el camino que debía seguir. Debía estar mareada porque el faro se balanceaba y los rayos de luz parecían formar manos que me llamaban. Me enrede en unas zarzas cuando estaba a un par de metros y me arañe todo el cuerpo. Luego resbale y rodé hasta que choqué contra la puerta del faro. Con tantos moratones no sabía como podía seguir adelante. Abrí la puerta que chirrió de un modo escalofriante. Al entreabrirla un hedor a carne lleno el ambiente. No se porque pero entré en aquel lugar que olía a muerte y cerré la puerta silenciosamente. Ya no chirriaba, ahora estaba encerrada. Pude ver su sonrisa afilada y la sangre goteando de sus manos. Fue en el momento en el que se abalanzó contra mí que desperté...Pero eso no fue una pesadilla. Pesadilla es cuando sueño contigo.
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